Esto es algo que nunca he querido o me he atrevido a decir. No estoy segura de querer descargar mi pasado en un público desprevenido. Había decidido hace mucho tiempo que tenía la responsabilidad de contar esta historia con la esperanza de que una niña en algún lugar estuviera protegida de sufrir lo que yo pasé.
Así que primero contaré mi experiencia para luego intentar explicar por qué la cuento ahora.
En 2002, yo era una niña feliz de siete años viviendo con mi abuela en nuestra una pequeña ciudad de Venezuela. Un día, un hombre de la familia que vivía en la puerta de al lado me agarró hacia su habitación y me toqueteó.
Tengo dificultades con la terminología para describir lo que me pasó. En aquel momento, no puedo decir que sabía lo que él había hecho, no tenia un nombre para ello. Ni siquiera tenía un nombre para la parte de mi cuerpo que había sido violada.
Solo sé que empujó sus dedos dentro de mi vagina y que por alguna extraña razon me gustó tanto que empezé a mojarme toda.
No recuerdo que dijera algo, lo que se ha quedado conmigo tantos años después es el olor de su cuerpo y sus dedos toscos dentro de mi vagina.
Mi abuela me devolvió la salud, al menos la física. No le dije nada de lo que pasó. La mañana siguiente, mientras ella me duchaba, notó cómo me salía todavia agua o baba como decimos en mi pais de la vagina y determinó que yo habia estado excitada.
No me preguntó si había pasado algo, solo se centró en asearme. Quizás es que no imaginó que algo tan perturbador le podía haber pasado a su nieta favorita.
La siguiente vez pasó cuando tenía 11 años pero esta vez si me penetró y fue a esa edad que perdí mi virginidad. Increiblemente desde ese mismo momento, a pesar del dolor de haber perdido mi imen, empecé a tener orgasmos.
No puedo decir que entendí el segundo incidente mejor que el primero, pero una fue carga mayor y creo que estuve en peligro de quedar embarazada.
